Cambiar de una hipoteca variable a una fija es buena idea en algunas ocasiones. Una de ellas es la subida de tipos de interés, como las que está efectuando el Banco Central Europeo. Esto provoca que el euríbor se incremente, lo que implica que las cuotas a pagar aumenten.
¿Es tiempo de pasar de un tipo de hipoteca a otro? Descúbrelo a continuación.
Aunque suban los tipos, plantearte pasar de una hipoteca variable a una fija dependerá de la situación personal de cada uno. Para evitar tomar una mala decisión, procura mantener la calma y evalúa los siguientes aspectos que te exponemos a continuación, podrían resultarte de gran utilidad.
Con el sistema de amortización francés, el usado más habitualmente en España, en los primeros años de vida del préstamo se paga la mayor parte de los intereses. Por tanto, a menor tiempo, más se encarecerán las mensualidades y cuanto más tiempo se tarde en cambiar las condiciones de nuestro préstamo, menor será el ahorro obtenido.
Este es el segundo factor a evaluar a la hora de plantearte el cambio. Las hipotecas de tipo variable están subiendo, pero ocurre lo mismo con las fijas. Estas últimas se han encarecido debido a las subidas de los tipos de interés por parte del BCE. Es decir, prestar dinero resulta ahora más caro que hace un año y quizás se produzcan nuevos incrementos en los próximos meses.
Antes de realizar el cambio, revisa el tipo fijo que oferta tu banco y calcula si vas a pagar menos. Así, tomarás una decisión basada en la razón y no en el pánico. La mayoría de las entidades cuentan con simuladores que te ayudarán a salir de cualquier duda. Puede que se dé la situación de que no te compense pasar de una a otra, si la nueva cuota es más alta que la anterior.
Por mucha seguridad que transmitan los tipos fijos, si no equivale a una cuota inferior no merecen la pena. Esto es aún más cierto en el largo plazo, puesto que el interés variable podría bajar con el paso del tiempo.
Pasar de una hipoteca a otra no te va a salir gratis. Existen varias opciones y cada una tiene sus costes. Puedes optar por una subrogación, es decir, llevarte la hipoteca que tienes contratada a otro banco, mejorando las condiciones actuales. En ese caso deberás pagar la comisión de cancelación del banco origen y el coste de tasación de la vivienda.
También tienes la posibilidad de llevar a cabo una nueva contratación. Esta acción supone cancelar tu hipoteca actual y firmar otra con unas condiciones más ventajosas. El coste que hay que afrontar va a ser más alto que en el primer caso ya que tendrás que pagar la tasación de la vivienda, una comisión de apertura, la cancelación registral y los gastos de amortización anticipada.
Decidirse a cambiar no es sencillo, hay que tomarse un tiempo y evaluar todos los aspectos. Además, para periodos largos de tiempo como es el caso de los préstamos hipotecarios, los tipos variables se han mostrado más baratos de manera histórica. Pese a que esto no implica que el futuro vaya a ser igual, es un buen indicador a tener en cuenta.