Si has decidido que tu hogar ya no satisface tus necesidades o, simplemente, tienes que mudarte, puede que te preocupe la cuestión relativa a vender una casa con hipoteca. Debes saber qué, aunque tengas un préstamo hipotecario pendiente de pago, estás habilitado para traspasar tu piso. Vamos a ver cómo tienes que hacerlo para que la operación sea lo más beneficiosa posible para ti.
La respuesta es sí. De hecho, sobre muchas de las casas que están ahora mismo en el mercado pesa la carga de la hipoteca que solicitaron sus actuales propietarios para poder pagarla.
A efectos prácticos, los posibles compradores no suelen poner pegas si la vivienda que les interesa está gravada con hipoteca. Es más, hay quienes buscan inmuebles con estas características, porque de esta manera les resulta más fácil acceder a un préstamo (en este caso, a través de la subrogación).
Lo que debes tener claro es que, al vender, subsiste la deuda que tienes con el banco por el préstamo que te concedió en su momento. Por lo tanto, tienes que buscar una fórmula que te permita cancelar la deuda y con ello la hipoteca.
Al traspasar una casa con hipoteca, el dinero que vas a ganar nunca será el mismo que ganarías si la vivienda estuviera libre de cargas. He ahí la importancia de que hagas bien las cuentas para comprobar si de verdad te conviene llevar a cabo esta operación.
Revisa bien cuánto dinero le debes todavía al banco y cuál es la comisión que va a cobrarte por amortización anticipada. Lo mejor es que pidas un certificado de deuda pendiente para tener información veraz. Luego, échale un vistazo al mercado inmobiliario para saber cuál es más o menos el valor de tu piso.
¿Si lo pones en venta ganarás lo suficiente como para cancelar la deuda? Si la respuesta es sí, la operación es viable para ti. En caso de que no sea así, tal vez deberías buscar otras alternativas como alquilar la vivienda si ya no vas a vivir en ella. Ten en cuenta que si vendes por un importe inferior al que le debes al banco, te vas a ver en una situación en la que ya no tendrás la propiedad y, aun así, le seguirás debiendo dinero a tu entidad bancaria.
Si después de hacer tus cálculos has decidido que te compensa seguir adelante, tienes dos formas diferentes de hacerlo.
La primera de ellas es la más sencilla. Se trata de vender el piso y utilizar el dinero que consigas con la venta para cancelar la hipoteca. Esto se hace ante notario en la misma escritura que recoge la compraventa, a fin de asegurarle al comprador que está adquiriendo un inmueble libre de cargas.
Puede ocurrir que tengas que vender tu vivienda por un importe inferior a lo que te quedaba de préstamo. En una situación de este tipo, tendrás que destinar todo el dinero de la venta a pagar a tu entidad bancaria. La deuda que quede pendiente la podrás cubrir a través de un nuevo préstamo, que ya no será uno hipotecario.
La subrogación es una figura en la que una persona asume el papel que tenía otra dentro de una relación jurídica. La subrogación hipotecaria implica que el comprador se queda con tu préstamo.
Esta es una buena alternativa para quienes desean comprar una vivienda, porque se ahorran gastos como el de comisión de apertura de préstamo. Mientras que quién transmite la casa se ahorra el pago de la comisión de cancelación y tampoco tiene que pagar el Impuesto de Actos Jurídicos Documentados.
No obstante, para que esta fórmula pueda llevarse a la práctica, es necesario que la entidad bancaria acepte al que será el nuevo deudor. Para ello, llevará a cabo un examen de solvencia, igual al que se realiza cuando alguien acude a pedir una hipoteca.
Ya lo has visto, vender una casa con hipoteca es algo bastante habitual y más sencillo de lo que parece. Sea cual sea tu situación, tienes la seguridad de que te vas a poder deshacer de tu viejo hogar si es que ya no quieres o puedes vivir en él.