22 de julio de 2025
Tu presupuesto, tu personalidad y el nivel de independencia que busques marcarán tu camino.
Seguramente tengas una gran variedad de opciones para estudiar en tu ciudad o cerca de casa. Aunque también puede ocurrir que esa titulación a la que aspiras te obligue a salir del nido. Al principio, quizás te asusta un poco la idea, pero lo cierto es que se trata de una experiencia que te prepara para la vida adulta. Y esta experiencia comienza por tomar decisiones importantes como elegir dónde vivir.
Las dos opciones más comunes son compartir piso o irse a una residencia de estudiantes. ¿Con cuál quedarse? Lo mejor es basar tu elección en factores como el estilo de vida que lleves, tu personalidad, el presupuesto con el que cuentes o el nivel de independencia que busques.
Recuerda que te adentrarás también en una etapa en la que deberás aprender a gestionar mejor tu dinero, ya sea con el apoyo de tu familia, con una beca de estudios o bien con un primer empleo. Porque, más allá de los libros y las clases, estudiar fuera de casa también te enseña a vivir por tu cuenta.
El piso compartido es la opción preferida para muchos estudiantes que quieren dar el salto a una vida más autónoma. Igual no sabes ni cambiar una bombilla ni entender una factura de la luz. De esta forma, aprenderás a la fuerza todo esto, incluso a costa de meter la pata de vez en cuando.
Esta opción es la más parecida a vivir en casa de tus padres y ofrece un entorno preparado para que te concentres en estudiar y relacionarte. El precio, más alto que en el piso compartido, se compensa con servicios extras y un ambiente más universitario.
No hay una única respuesta, ambas opciones son válidas. Eso sí, a la hora de tomar una decisión, analiza estos factores:
A partir de estas cuatro variables, reflexiona sobre tus prioridades y expectativas. No se trata solo de dormir y estudiar: se trata de crecer.
Vivir fuera implica asumir gastos, pero no tienes por qué hacerlo solo. Existen recursos que pueden ayudarte a mantener tus finanzas bajo control:
Puede resultar complicado decidir qué opción va más contigo, pero recuerda: no todo es para siempre. Por ejemplo, si el primer año escoges una residencia y te das cuenta de que no te va mucho, puedes probar en un piso el próximo curso.
La cuestión es deshacerte de los miedos y ganar confianza. Irte de casa es un paso que tarde o temprano vas a dar. Con planificación, actitud proactiva y algo de apoyo, ¡esta etapa puede convertirse en una de las más enriquecedoras de tu vida!