Las cuentas remuneradas son de gran utilidad para las personas ahorradoras. Te contamos qué te aportan, sus beneficios y tipos esenciales.
Las cuentas remuneradas te dan la posibilidad de ahorrar. De entre todos los productos bancarios, es uno de los que más facilidades te ofrece. No necesitas estar pendiente de la evolución de las bolsas, de los tipos de interés o de cualquier otro factor. Tan solo debes aportar una cantidad de dinero de forma periódica y verlo crecer.
Una cuenta remunerada proporciona a los titulares la posibilidad de generar ingresos adicionales a través de intereses. Además, destacan por un funcionamiento sencillo y porque su operativa no conlleva grandes riesgos. Basta con que deposites dinero y, a cambio, recibas una tasa de interés por mantener esos fondos durante un período de tiempo determinado.
En función del producto, puedes llevar a cabo diferentes operaciones habituales, como domiciliar recibos y nóminas, usar tarjetas o disponer del efectivo cuando quieras. Sin embargo, ten en cuenta que, cuanto mayor sea el interés, más exigencias va a poner el banco. Por tanto, conviene que estudies a fondo cómo es el producto que te interesa contratar.
Pese a que cada banco tiene sus peculiaridades y hay varios tipos de cuentas remuneradas, existen algunas características comunes. Todas las entidades coinciden en ciertos aspectos, como en proveer de una rentabilidad por depositar el dinero. Esta es la básica, pero existen otras que debes conocer:
Utilizar una cuenta remunerada te posibilita disfrutar de una amplia variedad de beneficios. El más destacado es la generación de ingresos pasivos a través del cobro de intereses. Con solo depositar el dinero, va a ir aumentando su cantidad poco a poco y con un riesgo muy bajo. Esto es, es improbable que llegues a perder nada, ya que antes tendría que quebrar el banco.
Junto con lo anterior, las gestiones son bastante cómodas e intuitivas, similares a las de una cuenta corriente. Tienes la posibilidad de operar en función de lo que requieras y gestionar los ingresos como prefieras.
Las cuentas remuneradas se separan en diferentes tipos en función de características puntuales:
Permiten realizar operaciones básicas, no tienen comisiones y los intereses que generan son muy bajos.
Su principal característica diferencial es que recompensan los ingresos regulares que provienen de una fuente estable, como un sueldo o una pensión. Además, están vinculadas a beneficios concretos como, por ejemplo, regalos, descuentos o la entrega de cantidad fijas de dinero.
Tienen como finalidad acumular capital y generar beneficios. En otras palabras, no está permitido llevar a cabo movimientos como pagar un recibo o retirar dinero desde un cajero.
La principal diferencia es el interés que ofrece cada tipo. Las corrientes remuneradas llegan a no producir ninguno, las de nómina tienen un nivel bajo y en las de ahorro varía en función de ciertos tramos. Asimismo, en algunos casos pueden aplicarse comisiones, exigencia de permanencia o plazos para liquidar los intereses. Ten en cuenta que cada banco implementará unas u otras condiciones, las cuales debes conocer al detalle.
En cuanto a las diferencias con los depósitos a plazo fijo, la esencial es la flexibilidad. Un depósito no te da la posibilidad de retirar el dinero hasta una fecha determinada, que pueden ser unos años o unos meses. A cambio, proporcionan una rentabilidad mayor.
Fíjate en los intereses de la cuenta, en los posibles límites de saldo, en si existe o no permanencia y en los costes que pueda tener, dado que afectan a la rentabilidad final. Por descontado, tus necesidades son esenciales para la toma de decisiones. Así que, repara con calma en qué estás buscando exactamente y actúa en consecuencia.
Te los resumimos:
Como ves, las cuentas remuneradas te ofrecen unas buenas condiciones. Te dan flexibilidad, una cierta rentabilidad y, sobre todo, tranquilidad. Tu dinero irá creciendo poco a poco, sin sobresaltos y sin tener que realizar grandes esfuerzos.