¿Te dicen que tienes que ahorrar, pero no sabes ni por dónde empezar? Puedes ir apartando algo de dinero cada cierto tiempo o incluso puedes hacerlo… ¡gastando! A veces, solo hace falta organizarse un poco.
Las ventajas de ahorrar están bastante claras, pero, por si acaso, las repasamos:
Ahorrar puede estar muy bien. Cómo hacerlo ya es otra historia. Pero puedes empezar por seguir unos consejos fáciles. Algunos seguro que ya los aplicas, aunque puede que sin darte cuenta. O simplemente te falta un poco de orden.
Puedes ahorrar de tres formas: gastar menos dinero, ganar más o las dos a la vez.
¿Y si en lugar de comprarte el almuerzo en la cafetería te lo preparas en casa? ¿De verdad necesitas estar suscrito a cuatro plataformas de streaming? No se trata de no darte nunca un capricho, pero sí de saber cuándo es el momento de gastar y dejar de abusar del “solo se vive una vez”.
A veces, puedes hacerte con tus deseos por menos de lo que pensabas. Existen programas de descuentos y reembolsos o cashback pensados para ahorrar aunque compres, bien por rebajas o bien por recuperar un porcentaje de lo gastado.
Por otro lado, si tienes el Carné Joven Europeo, aprovéchalo y no pases por alto ninguna de sus ventajas. Y si, además, has cumplido 18 años este 2025, eres beneficiario del Bono Cultural Joven: te corresponden 400 euros para gastar en actividades culturales. Hay posibilidades de ahorrar o de gastar menos para todos los gustos.
Trabajar, unas prácticas remuneradas o recibir alguna beca o prestación son las opciones más evidentes para tener ingresos cuando eres joven. Pero hay otros momentos en los que puedes conseguir un extra. Ponte en situación:
Son ingresos con los que no contabas para afrontar tus gastos. Por tanto, no debería suponerte mucho esfuerzo destinarlos a tu hucha. Verás cómo se infla.
¿Qué supone para Hacienda ese ingreso de más o una beca? A veces puedes quedar exento, pero en otras ocasiones recibir una ayuda o subvención te obliga a presentar la declaración de la renta, incluso si no llegas al mínimo. Infórmate siempre de cuál es tu caso. Normalmente, las becas públicas para cursar estudios están exentas y, dependiendo de tus ingresos, puede que tengas que tributar el Bono Cultural Joven.
Aunque no estés obligado, no está de más que revises el borrador por si te sale a devolver –una grata sorpresa que te llevas–.
Tu banco puede ofrecerte opciones remuneradas para facilitarte la tarea de ahorrar. Por ejemplo, una cuenta metas: te marcas un objetivo al que llegar a través de aportaciones fijas, un porcentaje de tus ingresos o el redondeo de tus compras.
Puedes comenzar, por ejemplo, con un plan de ahorro sistemático o con algún otro producto financiero que genere rentabilidad. Además, cuanto antes empieces, más puedes beneficiarte del interés compuesto. Cuanto más tiempo mantengas el dinero, mayores ganancias. Si inviertes 1000 euros al 10 % de interés anual, el primer año ganas 100 euros y acumulas 1100 euros. El segundo año, ese 10 % se aplica sobre 1100, ganando 110 euros y acumulando 1210 euros. Y así sucesivamente.
Por otra parte, ¿te habías parado a pensar en tu pensión? Vale, todavía te pilla lejos. Pero puede estar bien ir haciendo pequeñas contribuciones desde ya, por lo que pueda pasar. Antes hablábamos del cashback como método de ahorro a corto plazo, pero también sirve para el largo plazo. Así funciona Pensumo: por cada compra que realices en un comercio asociado al programa, acumulas un dinerillo para tu jubilación.
Además de ahorrar por hábito o para comprar eso que tanto llevas esperando, hay que tener en cuenta los imprevistos o emergencias que, por lo general, suponen un gasto extra imprescindible y que están fuera de tus planes. En general, lo ideal es que tengas ahorrado al menos entre tres y seis meses de gastos fijos. Por ejemplo, si estos costes te suponen 500 euros al mes, tu fondo de emergencia debería tener entre 1500 y 3000 euros.
Las metas no se alcanzan solas y, al final, construir hábitos que pueden ayudarte a allanar tu camino hacia el futuro es lo que marca la diferencia. No hace falta que metas cantidades desorbitadas en tu hucha. El “poquito a poco” también se va notando. La cuestión es que no dejes para mañana lo que puedes empezar hoy mismo. ¡Anímate!