Reservar recursos por si acaso o con un objetivo concreto es más importante de lo que crees. Aprende a gestionar tu dinero como si fuera oro en la Grieta del Invocador.
El early game define tu partida… Y también tus finanzas. De hecho, en League of Legends, si pierdes el early, lo pagas caro después: tienes más probabilidades de morir, farmeas peor y escalar se hace todavía más cuesta arriba.
Lo mismo ocurre con tu economía personal. Y es que si nada más recibir el pago de la nómina –o cualquier otro ingreso–, arrasas con todo sin pararte a pensar, te será casi imposible ahorrar, invertir o permitirte caprichos más adelante.
Deja a un lado la procrastinación y empieza desde el principio a gestionar tus finanzas. La clave está en trazar un plan como lo harías en una build bien optimizada.
El “minuto de oro” es el momento de la partida en el que tienes el oro justo, los objetos ideales y la posición perfecta para llevar a cabo una jugada decisiva (ganar una pelea, tirar una torre, asegurar un dragón…).
Seguro que esto te suena más allá del mapa. En tu vida real también existe el minuto de oro en diferentes formas:
Gastar a ciegas te aleja del minuto de oro y no te permite sacar con éxito una jugada decisiva. Por ejemplo, si te quieres independizar y necesitas dar tres meses de alquiler por adelantado, traza un plan de actuación previo con el que recolectar esa cantidad.
En LoL, cada minion que matas te da oro. Pero ¿de qué te sirve si lo malgastas? Una compra innecesaria puede dejarte sin fondos para tu power spike. En cambio, los gastas en lo que de verdad te hace avanzar, en aquello a lo que le puedes sacar provecho.
Igual que en el juego, te hace falta una build sólida desde la que partir. En tu vida, la puedes construir con estos elementos:
En la Grieta, quien sabe esperar el momento perfecto gana la partida. No se va a por el dragón sin visión ni se lanza un teamfight sin cooldowns. ¿Por qué hacerlo con tu dinero? Controlar tu mapa económico es tan importante como controlar el de LoL.
Las skins están muy bien, pero no hacen que juegues mejor. ¿Y qué hay de esa prenda superviral que compraste porque tenía un descuento y a la que nunca le has quitado la etiqueta? ¿Y de todas esas comidas fuera, alguna de ellas totalmente prescindible?
La apariencia no lo es todo: hay que guiarse por la utilidad. A la hora de comprar pregúntate si el producto te aporta un valor real. Ahorrar también puede ser épico: la recompensa no es instantánea, pero sí más poderosa.
Tu propósito es llegar al late game con ventaja y tener un pie en la victoria. O llegar a final de mes sabiendo que has cumplido con tu porcentaje de ahorro. Míralo como una misión: debes trazar una estrategia en la que cada euro farmeado y cada gasto evitado te ayudan a alcanzar el objetivo.
Así, cuando tengas la tentación de hacer un gasto innecesario, te pararás a pensar si te acerca o te aleja del minuto de oro. Saber cuándo y cómo gastar no solo marcará la diferencia en tu partida, también puede influir en tus finanzas a largo plazo.