A veces, aunque nos planifiquemos bien, hay gastos que llegan por sorpresa, como la rotura de la caldera o una avería en el coche. Para hacer frente a estos pagos y que nuestras finanzas no se resientan, existen varias opciones que nos da nuestro propio banco.
Para hacer más llevaderos los gastos de la vuelta de vacaciones, una posibilidad es aplazar compras que hayas pagado con tu tarjeta de crédito. Las compras con tu tarjeta de crédito se cargan en tu cuenta, normalmente, una vez al mes. Pero si un mes necesitas un respiro, puedes aplazar alguna de ellas y pagarla en varios meses. Este es un servicio que suelen ofrecer las tarjetas de crédito.
¿Cuántas operaciones puedes aplazar y por qué importe? Depende de la relación que tengas con tu banco: habrán calculado tu solvencia (tu capacidad para hacer frente habitualmente a los pagos) y tendrás un límite u otro en función de eso.
Este tipo de aplazamientos suele tener un coste en forma de interés que conviene que conozcas antes de hacer el aplazamiento, para tenerlo en cuenta. ¿Y cómo aplazas la compra? A través de tu banca digital tendrás la respuesta: probablemente, desde tu propio móvil puedas hacer esa operación en cualquier momento desde que compres hasta el día en que vaya a realizarse el cargo.
Pero esta no es la única forma que tienes de vivir más desahogado esos meses más críticos. Otra opción es pedir un préstamo automático.
Normalmente, para solicitar un préstamo tienes que acudir a tu banco, hacer los trámites allí, aportar la documentación y esperar a que te comuniquen si te lo conceden o no. No obstante, la gran mayoría de las entidades cuenta con préstamos preconcedidos para aquellos clientes que el banco, con base en la información que ya tiene por su relación comercial, considera que tienen la capacidad de pago suficiente para tenerlo asignado por un determinado importe sin tener que hacer todos los trámites previos. Estos préstamos son de concesión inmediata y suelen estar disponibles en la banca digital y en la app del banco.
En cuanto al importe, al igual que sucede con el aplazamiento de las tarjetas de crédito, también dependerá de la solvencia que el banco haya pensado que tienes. Y, lógicamente, también tienen un coste en forma de intereses a pagar y puede que también comisiones por su apertura.
Por último, hay otra posibilidad que también tienes que valorar en una situación así: solicitar un anticipo de tu nómina. En tu banco, por tener domiciliados tus ingresos (nómina o pensión), puedes tener un anticipo que, si lo solicitas, se abona también automáticamente. Suele estar limitado a un número determinado de anticipos al año, por lo que te interesa consultar en tu oficina antes de solicitarlo.