¿Tu edificio es eficiente a nivel energético?

La Directiva Europea de Eficiencia Energética de Edificios exige que todos los edificios nuevos sean cero emisiones para 2030 y la renovación obligatoria de los existentes. Te contamos sus implicaciones y riesgos para propietarios e inquilinos de viviendas con baja calificación energética.

¿Tu edificio es eficiente a nivel energético?

En el contexto de la lucha contra el cambio climático y la mejora de la eficiencia energética en Europa, la Directiva de Eficiencia Energética de Edificios (EPBD, por sus siglas en inglés) ha cobrado especial relevancia. Esta normativa forma parte del ambicioso Pacto Verde Europeo, cuyo objetivo es alcanzar la neutralidad climática para 2050. La directiva establece requisitos estrictos para mejorar la eficiencia energética de los edificios, que son responsables de alrededor del 40% del consumo de energía y del 36% de las emisiones de CO₂ en la Unión Europea.

El cumplimiento de esta directiva presenta tanto oportunidades como riesgos para los propietarios e inquilinos de viviendas con baja calificación energética. Analizamos la directiva y las posibles consecuencias para aquellos que posean o vivan en inmuebles con un rendimiento energético ineficiente.

¿Qué establece la Directiva Europea de Eficiencia Energética de Edificios?

La Directiva EPBD exige que todos los edificios nuevos sean cero emisiones para 2030, mientras que los edificios públicos deberán cumplir con este estándar para 2027. Además, la directiva establece un calendario de renovación obligatoria para los edificios existentes con el fin de mejorar su eficiencia energética y reducir las emisiones.

Un aspecto clave de la directiva es la clasificación energética de los edificios, que se mide en una escala de la A (más eficiente) a la G (menos eficiente). La normativa establece que los edificios con calificación energética E, F y G deberán ser renovados progresivamente para alcanzar una clasificación mínima de E para 2030 y de D para 2033. Este enfoque pone el foco especialmente en el parque de edificios antiguos, muchos de los cuales tienen un consumo energético muy elevado y generan un fuerte impacto ambiental.

Riesgos para propietarios de viviendas con baja calificación energética

1. Costos de renovación

Los propietarios de viviendas con una calificación energética baja se enfrentan a la obligación de realizar costosas reformas para mejorar la eficiencia energética de sus inmuebles. Estas reformas pueden incluir el aislamiento de paredes, techos y ventanas, la instalación de sistemas de calefacción más eficientes o incluso la incorporación de energías renovables como paneles solares. Para muchos propietarios, especialmente aquellos con ingresos limitados, estos costos pueden ser difíciles de asumir.

Además, los propietarios que no cumplan con los plazos establecidos por la directiva podrían enfrentarse a multas o restricciones legales, como la imposibilidad de alquilar o vender la propiedad hasta que se realicen las mejoras necesarias.

2. Devaluación del valor de la propiedad

Las viviendas con una baja calificación energética corren el riesgo de perder valor en el mercado. Los compradores e inversores serán cada vez más conscientes de los costes asociados al mantenimiento de viviendas ineficientes en términos energéticos. A medida que las viviendas con mejor calificación energética se vuelvan más deseables, los inmuebles con calificaciones F o G podrían devaluarse significativamente. Los bancos e instituciones financieras también podrían endurecer las condiciones para la financiación de este tipo de propiedades, lo que dificultaría la venta o el acceso a hipotecas.

3. Acceso a financiación para renovaciones

Aunque la UE y los gobiernos nacionales están poniendo en marcha programas de subvenciones y créditos a bajo interés para apoyar las renovaciones energéticas, muchos propietarios podrían encontrar barreras burocráticas o financieras para acceder a ellos. En este sentido, será importante contar con empresas que presten servicios de asesoramiento y gestión que faciliten a los ciudadanos el acceso a las ayudas públicas.

Además, si las subvenciones no cubren el coste total de las reformas, los propietarios deberán asumir una inversión que finalmente será rentable, pero que puede requerir financiación

4. Plazos ajustados y complicaciones 

El plazo de 2030 para alcanzar una clasificación energética mínima de E puede ser un desafío para algunos propietarios, especialmente si se encuentran en zonas donde el acceso a mano de obra especializada es limitado o si los procesos burocráticos para obtener permisos de renovación se complican. Esto podría llevar a situaciones en las que los propietarios no cumplan a tiempo con los requisitos de la directiva.  Por ello, es importante ponerse manos a la obra lo antes posible. 

Mujer con ordenador

Riesgos para los inquilinos de viviendas con baja calificación energética

1. Aumento del alquiler

Para cumplir con las exigencias de la directiva, muchos propietarios podrían trasladar parte del costo de las reformas a los inquilinos mediante un aumento de los alquileres. Si bien los inquilinos se beneficiarán de una vivienda más eficiente energéticamente, lo que reducirá sus facturas de electricidad y calefacción, es posible que los incrementos en el precio del alquiler superen el ahorro energético, lo que podría agravar la carga económica para muchas familias.

2. Desplazamiento de inquilinos

En algunas zonas urbanas, especialmente donde la oferta de vivienda es limitada, los propietarios podrían optar por desalojar a los inquilinos actuales mientras se realizan las reformas o para aumentar el precio del alquiler una vez que la vivienda cumpla con los nuevos estándares energéticos. Este fenómeno podría aumentar el encarecimiento de los alquileres en ciertas áreas y agravar los problemas de acceso a la vivienda.

3. Poca disponibilidad de viviendas energéticamente eficientes

En algunas regiones, la oferta de viviendas con una buena calificación energética puede ser limitada, lo que generaría una mayor demanda por parte de los inquilinos. Esto, a su vez, podría traducirse en un aumento generalizado de los precios de alquiler en inmuebles con mejor eficiencia energética, dejando a los inquilinos con menos recursos obligados a permanecer en viviendas energéticamente ineficientes y más costosas de mantener.

4. Impacto en la salud y el bienestar

Los inquilinos de viviendas mal aisladas o con sistemas de calefacción ineficientes suelen verse afectados por problemas de salud relacionados con la humedad, el frío o el calor extremo. La directiva busca precisamente reducir estos riesgos mejorando la calidad de las viviendas, pero mientras no se implementen las reformas necesarias, los inquilinos de propiedades con baja calificación energética seguirán expuestos a estas condiciones adversas, especialmente en contextos de vulnerabilidad social.

Oportunidades de mitigación

A pesar de los riesgos, la directiva también ofrece oportunidades para propietarios e inquilinos. Por ejemplo, la implementación de subvenciones gubernamentales y la disponibilidad de créditos verdes permitirán a los propietarios acometer las reformas necesarias con menor carga financiera. Los inquilinos, por su parte, podrían beneficiarse de viviendas más saludables y con costos energéticos menores, lo que a largo plazo mejoraría su calidad de vida.

Además, para mitigar los impactos negativos, la UE y los gobiernos nacionales podrían implementar medidas sociales que protejan a los inquilinos de los aumentos excesivos de alquiler y garanticen que las viviendas energéticamente eficientes sean accesibles para todos los sectores de la población, independientemente de su nivel de ingresos.

 

La Directiva Europea de Eficiencia Energética de Edificios es un paso necesario hacia un futuro más sostenible y eficiente, pero plantea importantes desafíos para los propietarios e inquilinos de viviendas con baja calificación energética. Si bien la directiva busca reducir las emisiones y mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, su implementación requerirá un equilibrio cuidadoso entre la protección de los inquilinos y la viabilidad económica para los propietarios.

Los gobiernos deberán garantizar que las políticas de apoyo financiero y social estén bien diseñadas para evitar que los costos de esta transición recaigan desproporcionadamente sobre los hogares más vulnerables. De lo contrario, el riesgo de desigualdad y exclusión energética podría aumentar, minando los beneficios ambientales y sociales de la directiva.

05 de diciembre de 2024