Para ahorrar también es recomendable trazar un plan que te ayude a hacerlo más cómodo. Planificar el ahorro y ser organizado te ayudará a conseguir tu meta.
Si tienes un motivo para ahorrar, conviértelo en un objetivo: tómatelo en serio, sé riguroso con los cumplimientos. Te servirá de motivación y te hará más fácil llegar a la meta propuesta.
Cada objetivo, cada deseo se debe cuantificar o monetizar, porque de esa forma tendrás una referencia para tu ahorro. Para eso, lo mejor es poner una cifra concreta, una cantidad asequible y que no suponga un esfuerzo fuera de tu alcance. Supongamos que quieres ahorrar para comprarte un portátil de la gama más alta, que tiene un precio fijado y queremos conseguirlo en un plazo, poniendo como ineludible dicho importe y dicho plazo.
Para conseguir estos objetivos tiene que haber un control del gasto diario y poner límites a todo lo que afecta a nuestra realidad financiera. Debes ser riguroso y pensar qué es importante y qué no, de qué gastos puedes prescindir continuando con tu vida normal y de cuáles no. Cuestionar cada movimiento te llevará a tener mejor manejo de tu situación real. Tu propio teléfono móvil y, seguramente, la app de tu banco, te puede ayudar a llevar la contabilidad de tus gastos (hay programas que son fáciles de manejar). Revisar los gastos de tu casa y detallarlos te proporcionará un control más exhaustivo.
Alcanzar tu objetivo cuanto antes quiere decir empezar ya. No dejar para mañana lo que puedes hacer hoy. Si la meta te parece lejana, debes ponerte a andar y nada mejor que no demorarte. Cuanto antes empieces, antes llegarás.
Cuando percibas tus ingresos dedica una cantidad fija a ese ahorro. Tu esfuerzo se verá recompensado en un futuro inmediato y podrás comprobar los resultados.
Nada es fácil, pero para conseguir lo que quieres tienes que ser riguroso y comprometido, te dará más fuerza. La meta a alcanzar pasa por ver la realidad personal de cada uno. Si tus ingresos no permiten cubrir tus gastos, no debes poner una cantidad alta. Pero es importante que el compromiso siga siendo válido con pequeñas cantidades para poder continuar con el objetivo del ahorro y alcanzar ese sueño que persigues y por el que te esfuerzas día a día.
Es posible que se presenten contratiempos o dificultades para cumplir tu compromiso, pero la constancia es importante e imprescindible para llegar a la meta propuesta. Este objetivo no es distinto a otros y ser constante es una de las claves para lograrlo, pues para que suene la orquesta (ahorro) todos los músicos (meses) tienen que tocar igual sonido (cantidad a ahorrar). Si un mes demoras tu compromiso, puede ser que al siguiente tu motivación decaiga y pierdas el ritmo, que es difícil recuperar en meses posteriores.
Cada objetivo requiere un plan. Por tanto, si te propones varios objetivos debes realizar varios planes, diferenciar cada uno de ellos. Si quieres ahorrar para ir de vacaciones y en el mismo periodo deseas comprarte una pantalla gigante para ver cine en casa, tienes que hacer dos planes distintos, con dos cuentas paralelas para dedicar e ingresar la cantidad correspondiente en la cuenta apropiada. Si no lo haces de esta manera, es muy probable que tus metas se crucen o no consigas tener la regularidad que deseas, perdiendo uno o incluso los dos objetivos.