Si algo tienen en común todos los seguros es que su terminología muchas veces no es fácil de entender. Se usan denominaciones que no son habituales y de las que no siempre tenemos claro su significado, por lo que son frecuentes las dudas a la hora de contratarlos o de utilizarlos para resolver algún incidente.
Para conocer qué significan los principales términos que se manejan en los seguros, hemos preparado esta lista con sus definiciones.
Se conoce como póliza el contrato que se firma y en el que quedan reflejadas las obligaciones y derechos, las coberturas y las condiciones que tienen que cumplir ambas partes (compañía aseguradora y tomador del seguro).
Es la persona física o jurídica que contrata el seguro. Es quien paga la prima, aunque no siempre tiene por qué coincidir con el asegurado.
El asegurado es quien está bajo la cobertura del seguro. Hay que tener claro que no es lo mismo tomador que asegurado: en la mayor parte de las ocasiones coinciden, pero no siempre tiene por qué ser así.
Es el conjunto de elementos que forman parte de la construcción de la vivienda, es decir, las paredes, el tejado, tuberías, instalación de la luz o de calefacción o sanitarios, entre otros. Y puede, en algunos seguros, incluir también el garaje o trastero incluso aunque no se encuentre en el mismo edificio o bloque.
Se llama así a la suma del mobiliario, las joyas y los objetos de valor que puedan estar dentro de la vivienda.
Dentro del mobiliario se cuentan muebles, electrodomésticos, equipos electrónicos, objetos de decoración, ropa, comida y otros objetos personales que estén en una vivienda o trastero.
Por su parte, como joyas se reconocen complementos personales de valor como oro, plata, piedras preciosas, etc.
Y, por último, dentro de objetos de valor se pueden mencionar obras de arte, tapices, artesanía o en definitiva cualquier bien que no se considere parte del mobiliario pero que sí tenga un valor económico relevante.
Situación en la cual la suma por la que se ha asegurado la vivienda es inferior a su valor real. En estos casos la indemnización se reducirá proporcionalmente al valor asegurado por lo que no cubrirá el valor real.
Con esta tipología de seguro se cubren diferentes riesgos como pueden ser incendios, responsabilidad civil, rotura de cristales, robo, etc. en una única póliza.
Es el suceso accidental, imprevisto e inesperado que está contemplado en la póliza del seguro y que conlleva que pueda ser indemnizado. Por ejemplo, la rotura de una tubería puede ser un siniestro y si genera desperfectos, la compañía aseguradora asume la responsabilidad de hacerse cargo de los gastos de reparación.
Son las prestaciones que quedan especificadas en la póliza y por las que la compañía de seguros se compromete a reparar un daño o a indemnizar en el caso de que se produzca algún siniestro.
Es una cobertura para subsanar daños que el asegurado o su familia pueda causar a terceros de forma involuntaria.
Se consideran daños por agua los causados tras la rotura de una tubería o por escapes, etc., así como la propia reparación de la tubería rota. En la póliza de cada asegurado se tiene que detallar bien la cobertura de este daño para saber exactamente lo que cubre.
La cobertura de daños estéticos cubre los gastos necesarios para conseguir restaurar la coherencia estética de la vivienda o del mobiliario después de producirse un siniestro cubierto por la póliza. Hay que tener en cuenta que pueden ser daños estéticos de contenido o de continente: algunos seguros solo cubren daños estéticos del continente, mientras que otros cubren también del contenido.
Conociendo estos términos se pueden comprender mucho mejor las pólizas de los seguros. Y, por supuesto, si quedan dudas es importante consultarlas con la compañía aseguradora para tener claro todo lo relativo al seguro contratado.