A día de hoy, mucha gente contrata un seguro de vida trabaje en lo que trabaje o tenga la edad que tenga. No obstante, hay personas para las que, por sus condicionantes económicos, profesionales o personales, contar con un seguro de vida es imprescindible.
Mucha gente cuando pide un préstamo contrata un seguro vida para que, en el caso de que le suceda algo, el seguro se encargue de cubrir el capital que haya asegurado. Por eso siempre es recomendable que asegures el capital total del préstamo.
Es importante saber que no es obligatoria la contratación de un seguro de vida cuando pides un préstamo hipotecario, pero sí que te aporta tranquilidad, ya que sabes que si te sucediera algo tu familia no tendría que hacerse cargo de todo o de la parte del préstamo asegurada.
Otra preocupación recurrente es qué pasa si un matrimonio ha asegurado un préstamo mediante sendos seguros de vida y fallece uno de los dos. En esos casos, si cada uno ha asegurado el 100% del préstamo, el cónyuge que queda se ve liberado de toda la deuda. Pero si cada uno ha asegurado un porcentaje del préstamo, que es lo más habitual, el otro se ve liberado de la deuda en el porcentaje en que estuviera asegurado el fallecido.
Nos referimos a las personas que tienen unos salarios superiores a la pensión máxima de la Seguridad Social: si es tu caso, una pensión de invalidez supondría una diferencia de ingresos importante respecto a tu situación actual, por lo que el objeto del seguro de vida es cubrir ese déficit, permitiéndote mantener tu nivel adquisitivo y patrimonial.
Es difícil que una familia de alto poder adquisitivo pueda adaptarse fácilmente a un cambio significativo en sus ingresos, algo de lo que debemos concienciarnos. Además, las expectativas futuras de las personas habituadas a disfrutar de altos ingresos suelen ser mayores que las del resto. Por estos dos motivos, si este es tu caso, tu nivel de previsión debería ser mayor.
Este segmento se ve especialmente perjudicado en los casos de fallecimiento e invalidez permanente absoluta en función de las cotizaciones que realicen a la Seguridad Social.
A mayor diferencia entre ingresos mensuales y el nivel de cotización a la Seguridad Social, mayor diferencia habrá en caso de estas situaciones. Por eso, para ellos también es interesante y adecuada la contratación de un seguro de vida.
Si alguna vez te han dicho que el matrimonio y los hijos son elementos muy importantes en la decisión de hacerse un seguro de vida, no te han mentido. No cabe duda que el hecho de tener una familia, total o parcialmente dependiente de ti, es un motivo más que suficiente para protegerte frente a la posibilidad de que ocurra lo que nadie quiere que pase.
Pero si es importante un seguro de vida si se está casado o con hijos, también lo es para las personas solteras o sin descendencia. Es el grupo más sensible a la cobertura de invalidez por ser los más necesitados en estos casos: posiblemente tendrán que hacer reformas en el hogar, buscar ayuda para mantenerse en su día a día, etc.
Además, es conveniente que se aseguren su fallecimiento, porque aunque no hayan decidido formar una familia, nunca se sabe si lo harán en un futuro . Y siempre existen personas allegadas que, aunque no sean descendientes o ascendientes directos, suelen asumir el rol de estos, así como las obligaciones futuras en caso de su fallecimiento.
Lo bueno de los seguros de vida es que disponen de muchas coberturas ya integradas que garantizan desde una indemnización por fallecimiento a prestaciones por invalidez total o parcial o por enfermedad o por accidente. Todas estas circunstancias le pueden ocurrir a cualquier persona y, si bien en el caso del fallecimiento obviamente el interés del asegurado es en favor de otras personas, estas otras coberturas lo son en interés propio del asegurado.
En definitiva, da igual que se sea soltero, casado o viudo, lo importante es sentirse personalmente protegido.