En un horizonte de 20 años no se ha producido ningún periodo de la historia donde la Bolsa haya arrojado pérdidas, salvo en Japón. A pesar de que en el último siglo el mundo ha vivido dos guerras mundiales, epidemias tan malas o peores que la del Covid-19, grandes crisis financieras, los inversores han podido ganar dinero, sobre todo en renta variable.
Es por ello que en momentos de inestabilidad en los mercados el primer consejo es mantener la calma antes de realizar cualquier operación, ya sea comprar o vender. Si los mercados caen es normal tener la tentación de desinvertir, aunque sepamos que no hay que precipitarse. Pero es que los humanos no siempre tomamos las decisiones de forma 100% racional, sino que tenemos sesgos que nos afectan. Y uno de ellos es que no nos gusta perder: si nos preguntaran a la mayoría de nosotros qué preferimos, que nos den 1€ ahora frente a la posibilidad de, con cara o cruz, ganar 10€ o perder 5€, elegiríamos la primera opción.
Pero en momentos de volatilidad e incertidumbre en los mercados, no hay que dejarse llevar por esos impulsos: siempre es mejor no tomar una decisión precipitada.
Es importante tener siempre claro que si decidimos vender o comprar, nunca va a ser el momento óptimo. Por esta razón, si decidimos vender la probabilidad de encontrar una oportunidad si el mercado mejora se reduce considerablemente. Así que hay que mantener la calma y pensar fríamente para no tomar decisiones de inversión en función de la pérdida actual y hay que evaluar la pérdida máxima que se está dispuesto asumir y mantener el objetivo a largo plazo.
De cualquier forma, los expertos aconsejan tener cuidado con los “ofertones” y empezar a invertir con pequeñas cantidades de forma periódica para no correr el riesgo de hacer inversiones altas y en pocos días. De esta manera se diversifica la inversión para no correr tanto riesgo. Y también aconsejan confiar en expertos que conocen el mercado, como asesores financieros y gestores de fondos de inversión de nuestro banco, que podrán ayudarnos a tomar las decisiones más acertadas.
En el caso de los fondos, las decisiones de invertir las toman los gestores de las entidades, con amplia experiencia y conocimientos sobre el mercado. Habitualmente, el pequeño inversor no tiene tanta experiencia o conocimientos, por lo que cuando compra acciones puede equivocarse más fácilmente. Por eso mismo, cuando se invierte en fondos, la tentación de invertir y desinvertir es menor que al invertir en acciones, ya que sabes que el gestor del fondo estará ya haciendo los cambios que crea convenientes.
Comprar y vender acciones supone pagar unas comisiones por la operación. Aunque invertir en fondos tiene un coste, las comisiones pueden ser menores. Se deducen ya del valor liquidativo del fondo y el inversor puede conocerlas a través del folleto del fondo, donde vienen claramente informadas.
A la hora de comprar acciones, en muchas ocasiones, si la inversión no es elevada no podrás tener muchas acciones diferentes. Aunque esto reduciría las comisiones también perjudicará la rentabilidad. Por eso, con los fondos de inversión, invertir un importe pequeño (normalmente el importe mínimo de un fondo puede estar en torno a 300€) supone empezar ya con una inversión diversificada, porque tu inversión se destinará, junto a la de muchos más partícipes, a comprar diferentes tipos de acciones de diferentes compañías.
La diversificación supone poder invertir no solo en distintas compañías sino también en diferentes mercados. Con los sistemas de contratación actual, podemos comprar acciones en casi cualquier mercado del mundo. Pero los gestores de fondos también pueden llegar a todos los mercados y lo hacen en mejores condiciones, pagando menos comisiones por la operación y obteniendo mejor resultado.
Los titulares de acciones se encuentran con dos momentos de pago a Hacienda por el IRPF: cuando cobran dividendos y cuando las venden. En cambio, los inversores en fondos solo tributan cuando venden sus participaciones. Además, mover las participaciones de un fondo hacia otro fondo está exento de tributar por IRPF.
Por ejemplo, si has comprado acciones de Telefónica y las quieres vender para comprar acciones de Iberdrola tendrás que tributar si con las primeras has tenido ganancias. Pero si posees participaciones de un fondo de inversión que invierte en empresas de telecomunicaciones y quieres traspasarlo a un fondo que invierta en otro sector no tendrás que pagar a Hacienda, porque se considera un traspaso de fondos, exento de peaje fiscal.
Las empresas que tienen acciones en el mercado tienen que dar información a sus accionistas pero muchas veces al pequeño inversor le cuesta acceder y entender esos resultados y no es frecuente que asista a las juntas de accionistas.
Sin embargo, quien invierte en fondos tiene la información mucho más comprensible. Tanto en la entidad financiera que lo comercializa como en las páginas web de la Comisión Nacional del Mercado de Valores.