Las tentaciones que se le plantean al inversor ante los ciclos y novedades de los mercados financieros son numerosas. ¿Dónde es mejor invertir? ¿Estoy perdiendo oportunidades por no entender bien los nuevos activos? ¿Y si invierto en criptomonedas? ¿Debería preguntar más a mi asesor? He aquí algunas pistas sobre las que fundamentar las decisiones a la hora de invertir:
El inversor tiene que conocer bien su perfil de riesgo y no desviarse de él. Un buen ejercicio consiste en pensar cuánto está dispuesto a perder y ser estricto con ese margen: inversiones tentadoras por su gran revalorización pueden tener caídas igual de grandes.
Para ello, hay que tener claros el perfil de riesgo, los objetivos de inversión y el horizonte temporal marcado para contar con la liquidez de la inversión. Con estas y otras variables se decidirá un modelo de inversión basado en la distribución de la cartera (qué porcentaje se invierte en cada tipo de activos) y las pautas que se deben seguir con ellos.
Si el modelo de inversión es especulativo, la volatilidad puede ayudar a crear más oportunidades por la variación acelerada de los precios. Pero si el modelo es de inversión a largo plazo, hay que mantener la calma y rastrear oportunidades pensando en el futuro lejano.
En la actualidad, existen activos como las criptomonedas o las acciones tecnológicas recién salidas al mercado que han obtenido rentabilidades exponenciales sin contar aparentemente con un negocio concreto. Muchas veces, el inversor sabe de ellos y su evolución por la prensa o por comentarios de su entorno, lo que le anima a conocerlos. Ante las posibles dudas que puedan surgir sobre si invertir en ellos, es recomendable preguntarse si esa actuación coincide con el modelo inversor elegido. Si entrar en ese activo compromete el modelo, es mejor no correr ese riesgo.
Una buena recomendación es invertir en los activos cuyo funcionamiento se entienda. Antes de decidir entrar en un mercado nuevo, es mejor conocerlo bien y valorar sus pros y contras. Por eso, es óptimo buscar asesoramiento, contar con el acompañamiento de expertos que guíen la inversión.
En las inversiones a largo plazo los resultados pueden ser desfavorables en determinados periodos de tiempo. Un consejo clave es no perder el ánimo: los mercados financieros son cambiantes. Por eso, si el modelo de inversión definido para actuar es a largo plazo, mejor consolidar la inversión antes de deshacerla.
En los mercados financieros, los precios no se mueven de forma lineal, sino que alternan momentos de tranquilidad con otros de especial virulencia. Experimentar grandes variaciones puede afectar al estado anímico del inversor que, al compaginar ciclos de excesiva euforia con otros de extrema prudencia, puede encaminar su comportamiento hacia la toma de decisiones poco adecuadas. Por eso, lo mejor es actuar con calma, para evitar caer en la tentación de la irracionalidad del corto plazo.
En el ámbito de las potenciales inversiones, merecen una mención especial las criptomonedas (como el bitcoin). Su aparición y el auge de sus revalorizaciones ha provocado cierta complejidad en los mercados. Por eso, es interesante conocer las advertencias que la CNMV y el Banco de España hacen sobre ellas: