No todas las tarjetas son iguales. Te contamos la diferencia entre una tarjeta de crédito, una tarjeta de débito y una tarjeta prepago.
Tus tarjetas te facilitan la vida. Puedes pagar a diario y en tus viajes, hacer tus compras online y retirar dinero del cajero. Las llevas siempre encima o en tu móvil. Pero no todas son iguales. Te contamos las diferencias entre una tarjeta de crédito, una tarjeta de débito y una tarjeta prepago.
Seguro que sueles llevar, al menos, una tarjeta encima, pero ¿sabes de qué tipo?
Las principales diferencias tienen que ver con:
Podrás comprobar las diferencias desde el momento de solicitud de la tarjeta, ya que los requisitos para la tarjeta de crédito son mayores. Además, al pagar y al retirar dinero, verás si se descuenta al momento de tu cuenta o más adelante.
Repasamos las principales diferencias entre una tarjeta de crédito y una tarjeta de débito.
Con una tarjeta de crédito, lo que gastas no se carga directamente en tu cuenta, sino que dispones de un crédito que puedes utilizar tanto en comercios como en cajeros automáticos.
Lo habitual es que se acumulen todas las compras realizadas durante la semana o el mes para hacer un único cargo en la cuenta asociada. También hay que tener en cuenta los límites de disponible diario, que puedes configurar a través de tu banca digital, aumentando o disminuyendo según te interese.
Normalmente tienes a tu disposición diferentes modalidades de pago que puedes modificar a través de tu banca digital:
El reembolso o pago de los consumos realizados en la cuenta asociada suele ser sin coste para el titular de la tarjeta cuando la modalidad de pago de la tarjeta es fin de mes o semanal.
El saldo dispuesto en la tarjeta de crédito también se puede pagar en ocasiones de forma fraccionada, es decir, una cantidad cada mes, en un importe fijo o variable (un porcentaje del saldo gastado).
Además, las entidades bancarias suelen ofrecer un servicio financiación especial por compra, con el que puedes fraccionar el pago de una o varias operaciones realizadas con la tarjeta y pendientes de reembolsar fijando el número de mensualidades (hasta 18 meses) para cada una de las compras de forma independiente. En este caso, la financiación suele tener un coste.
En las tarjetas de débito, el pago siempre es inmediato. Es decir, el cargo de las operaciones de compra en comercios o la disposición de efectivo en los cajeros se produce de forma inmediata en la cuenta asociada.
Con una tarjeta de débito no dispones de crédito, solo puedes utilizar el dinero que tienes disponible en la cuenta que tienes asociada a la tarjeta y lo que consumas se carga de forma in inmediata en esa cuenta. Por tanto, podrás usar la tarjeta mientras tengas saldo en la cuenta.
Tienes que tener en cuenta los límites de disponible diario, que son las cantidades máximas que puedes gastar con la tarjeta diariamente y que también puedes configurar en cada momento a través de tu banca digital.
Además de la tarjeta de débito y la tarjeta de crédito, tu banco puede ofrecerte además una tarjeta prepago. También llamada tarjeta monedero, solo la puedes utilizar si la recargas previamente. Para disponer de dinero, tienes que traspasar previamente la cantidad que quieras desde tu cuenta o desde otra tarjeta y no puedes gastar más.
Las tarjetas prepago están especialmente pensadas para jóvenes que empiezan a gestionar su dinero o para compras online.
Puedes saber si tu tarjeta es de crédito o débito cuando vayas a sacar dinero en un cajero.
Si usas tarjeta de débito o prepago, no hay duda: el importe que retires se cargará en la cuenta asociada de forma inmediata.
Si utilizas la tarjeta de crédito, la mayoría de las veces el cajero te va a preguntar dónde quieres que se descuente el importe, si en la cuenta de ahorro asociada (al momento) o en la cuenta de crédito. En este segundo caso, el importe que saques se cargará en la cuenta asociada a la vez que el resto de operaciones de compras realizadas con la tarjeta, según la modalidad que tengas.
Eso sí, debes tener en cuenta que sacar efectivo en cajeros contra el crédito de la tarjeta puede suponer un coste en intereses o mayores comisiones, por lo que es recomendable que consultes las condiciones.
Si quieres pedir una tarjeta de débito, simplemente es necesario disponer de una cuenta abierta en la entidad.
En el caso de una tarjeta de crédito, te pedirán más requisitos, puesto que se te está concediendo un crédito y la entidad debe analizar tu capacidad de pago.
La mayoría de las entidades permiten solicitar las tarjetas tanto de débito como de crédito de forma presencial en las oficinas y online a través de los servicios de banca digital y app.
Lo habitual es que las tarjetas se envíen a tu domicilio. Una vez recibida la tarjeta, deberás activarla a través de los canales puestos a disposición, normalmente app, banca digital y cajeros automáticos.
Como has visto, cada modalidad tiene sus ventajas. Las tarjetas de débito y prepago te aportan un mayor control de gastos y las tarjetas de crédito te dan una mayor flexibilidad en los pagos y un saldo extra. Todo depende de lo que necesites en cada momento.