Las buenas prácticas ambientales en el sector agro tienen premio. Los créditos de carbono agrícola certifican que has eliminado o reducido carbono en la atmósfera. Con ellos cuidas tu entorno y puedes generar ingresos adicionales.
El cambio climático nos urge a reducir las emisiones de carbono en nuestro planeta y la agricultura tiene mucho que hacer al respecto.
El objetivo de Europa y, por tanto, de España es llegar a la neutralidad climática en 2050 reduciendo un 55% de las emisiones totales a nivel nacional hasta 2030. Además, en el Plan Estratégico de la PAC 2023-2027 se establecen medidas que contribuyan a la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y a una mejor gestión del suelo.
Si te dedicas al sector agro, es más que probable que hayas oído de hablar de los créditos de carbono. Se trata de un concepto que está en boca de todos ya que, además de demostrar responsabilidad con la ejecución de buenas prácticas sostenibles, permite generar ingresos adicionales.
Te contamos cómo.
Los créditos de carbono son un instrumento para compensar emisiones que acreditan que se ha eliminado o reducido carbono de la atmósfera. Un crédito de carbono corresponde a una tonelada de dióxido de carbono reducida o absorbida.
Se pueden generar introduciendo prácticas sostenibles en las explotaciones agrícolas para reducir la emisión de gases o retener carbono en el suelo y aplicando otras medidas para la eficiencia en el uso de recursos, agua y energía. Para ello, es necesario realizar un seguimiento del proceso y verificar la reducción.
Una vez generados, se pueden vender en mercados de carbono a empresas que se excedan en sus emisiones y quieran compensar su huella de carbono.
Los créditos de carbono son una fuente de ingresos adicional. Incorporar prácticas sostenibles no solo supone reducir las emisiones, regenerar el suelo y proteger la biodiversidad, también redunda en las cuentas de la explotación. Según un estudio del Boston Consulting Group, la agricultura regenerativa puede ser hasta un 60% más rentable que los métodos agrícolas tradicionales al cabo de seis años.
El precio de los créditos de carbono agrícola certificados es variable y depende de diversos factores, como la oferta y la demanda en el mercado, la calidad y la cantidad de créditos generados, los sistemas de certificación, las prácticas agrícolas implementadas para generarlos, el tamaño de la explotación…
Actualmente, en el mercado voluntario, el precio medio supera los 30 euros por crédito de carbono agrícola y se espera que supere los 40 euros a corto plazo
Para conseguir créditos de carbono en la agricultura, es necesario hacer efectivos ciertos cambios en las prácticas de cultivo que limiten la emisión de carbono. Estos son algunos ejemplos:
Se trata de un sistema rotativo del ganado en la que un gran número de animales pastan en una pequeña superficie durante un breve periodo de tiempo y después se conceden largos periodos de descanso a la tierra.
Son sistemas de uso de la tierra en los que se utilizan plantas leñosas perennes (árboles, arbustos, matas, etc.) en la misma tierra que cultivos o praderas para mejorar la estructura del suelo y retener carbono.
Siembra de especies vegetales que se utilizan principalmente para mejorar el suelo. Pueden implantarse antes, durante o después de un cultivo comercial. Incluyen tres especies de plantas: gramíneas, leguminosas y una planta con flores. Además de acumular carbono orgánico en el suelo, contribuyen a evitar la erosión, regulan la humedad y atraen abundante biodiversidad.
Consiste en dejar materiales orgánicos en un campo tras la cosecha, como tallos, rastrojos, hojas y vainas de semillas para mantener el suelo cubierto, limitar la pérdida de nutrientes, acumular materia orgánica y potenciar la captura de carbono.
Minimizar la aplicación de fertilizantes sintéticos reduce las emisiones de óxido nitroso y la lixiviación, limitando así los impactos medioambientales negativos, como la contaminación de las aguas subterráneas.
Se utiliza maquinaria de labranza mínima para reducir lo máximo posible la alteración del suelo. Los beneficios son múltiples, como el aumento de la actividad biológica, la reducción de la erosión y la mejora de la retención del agua.
Conlleva disminuir las emisiones en la finca con prácticas como la siembra directa, que limitan el uso de combustibles fósiles. A su vez, pueden aprovecharse de la transición a las energías renovables.
La medición, la generación de informes y la verificación son indispensables para conseguir créditos de carbono agrícola. Según eAgronom, empresa especializada en la certificación de créditos de carbono obtenidos de las explotaciones agrarias, la mayoría de los programas solicitan el cumplimiento de seis pasos:
La generación de créditos de carbono es una oportunidad para el presente y también para el futuro del sector agro.