La hora de la banca digital

Ya estaba entre nosotros, ganando cada vez más adeptos. Pero la actual crisis sanitaria del COVID-19 la ha impulsado notablemente: es la hora de la banca digital.

La hora de la banca digital

En un entorno marcado por el teletrabajo, la ausencia de contacto físico, el incremento de los pagos con tarjeta y las compras por internet, los usuarios han madurado sus preferencias a la hora de conectar con su entidad bancaria a través de las herramientas tecnológicas.

Así, según un estudio sobre necesidades financieras de las familias ante la crisis del COVID-19 realizado este año por Mastercard, los servicios de banca digital y móvil crecieron un 72% y un 71%, respectivamente, entre junio y agosto.

Una tendencia que no extraña, porque cada vez los procesos son más sencillos, claros y transparentes. Y, si algo no funciona como debe o se necesita hacer una consulta, todas las entidades ponen a disposición del usuario un número de teléfono de atención permanente o una dirección de correo electrónico.

Por eso, la banca digital sigue sumando seguidores: porque genera confianza.

Las empresas no son ajenas a este contexto y recurren a la banca digital como ‘atajo’ ágil, seguro y rápido para realizar sus operaciones: pago de nóminas, domiciliaciones, transferencias, planificación de la tesorería, pago de impuestos, ingreso de cheques…

Además, evitar desplazamientos y filas innecesarias en la sucursal no es sólo una cuestión derivada de la alerta sanitaria: también lo es de la necesidad de tiempo en un momento coyuntural clave para la optimización de recursos en las empresas.

Ventajas más destacadas

Por eso, exponemos aquí las ventajas más destacadas de la banca digital:

  • Acceso desde cualquier lugar.
  • En cualquier momento: 24 horas, 7 días a la semana.
  • Cómoda.
  • Rápida.
  • Segura: conexión con claves personalizadas con sistemas de acceso revisados permanentemente.

Por todas estas razones, el acceso a la banca digital por parte de las empresas se ha incrementado en 2020: optan por utilizar la web o app de su entidad, que les confiere suficiente autonomía para sus gestiones diarias, y dejan lo presencial sólo para aquello que les aporta un alto valor de asesoramiento, como inversiones, ampliaciones de financiación o renovación de las condiciones de los productos contratados.

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